Internacional

Incrementan a 73 muertos y 3.700 heridos por dos violentas explosiones en el puerto de Beirut

El director de la Seguridad General ha afirmado que podrían deberse a “materiales altamente explosivos confiscados hace años” y almacenados en naves

Dos fuertes explosiones han golpeado la tarde de este martes la capital libanesa, Beirut, causando una enorme devastación en la zona del puerto. En declaraciones ante las cámaras de televisión, el ministro de Sanidad ha asegurado que al menos 73 personas han muerto y más de 3.700 han resultado heridas. Entre estas últimas se encuentran la esposa del primer ministro, Hasan Diab, y su hija.

Las imágenes difundidas por los medios locales y los testigos muestras cómo se produce una primera detonación envuelta en fuego, seguida de una segunda que provoca un hongo blanco y una gran onda expansiva. “Parece una bomba nuclear”, ha comentado un testigo a ELMUNDO.es.

Fuentes de seguridad han afirmado a la Agencia Nacional de Noticias libanesa (ANN) que las explosiones han tenido lugar en el área del puerto de Beirut, concretamente en un almacén. Poco después, el jefe de la Seguridad General, el general Abbas Ibrahim, concretó que se trató de la detonación de material altamente explosivo -y no de explosivos en sí- confiscado y almacenado “desde hace años” en una nave del puerto. Se trataría de nitrato de amonio.

Los medios locales han ido difundiendo a lo largo de la tarde imágenes de naves arrasadas, edificios y tiendas dañados y personas que yacen en el suelo ensangrentadas, bajo los escombros. Las deflagraciones han podido escucharse a decenas de kilómetros de la capital, según ha podido saber este diario.

La zona del puerto, que concentra hoteles de lujo, zonas de ocio y edificios de oficinas y tiendas, se ha visto inundada de ambulancias, equipos de la Defensa Civil, bomberos y fuerzas de seguridad mientras numerosos heridos caminaban por las calles dirigiéndose a los hospitales, según testigos. Los centros sanitarios intentan hacer frente como pueden a la llegada masiva de víctimas. Entre los heridos hay familias enteras y menores de edad. En las imágenes puede distinguirse a personas que gritan por el impacto de las explosiones, que han hecho añicos ventanas y dañado edificios en un radio de al menos siete kilómetros.

El presidente, Michel Aoun, ha convocado una reunión urgente del Consejo Superior de la Defensa mientras el primer ministro, Hasan Diab, ha declarado luto nacional. La causa de las detonaciones no está todavía clara, y no puede atribuirse a motivaciones políticas. El país lleva meses, sin embargo, instalado en la tensión sociopolítica.

Coincide con la tensa espera del veredicto en el juicio por el asesinato del ex primer ministro libanés, Rafiq Hariri, en un atentado en febrero de 2005. Otra veintena de personas murieron en aquella fuerte explosión, precisamente también en la zona del puerto de Beirut. Tras el asesinato del líder político se estableció un tribunal internacional -el Tribunal Especial para el Líbano, creado por la ONU- que a finales de esta semana debe emitir su sentencia hacia los cuatro acusados, vinculados con el partido-milicia Hizbulá, juzgados ‘in absentia’.

El grupo chií Hizbulá, respaldado por Irán y que interviene en la guerra de Siria del lado del presidente Bashar Asad, ha negado sistemáticamente cualquier papel en su muerte y ha señalado al tribunal como un instrumento de EEUU e Israel.

El Líbano se encuentra golpeado por la peor crisis económica desde la guerra civil (1975-1990), en bancarrota por la depreciación de su moneda. La población intenta sobreponerse en el día a día a los efectos de la hiperinflación, la subida espectacular del precio de los alimentos, los despidos masivos y los cierres de los bancos, en medio de un sentimiento de rabia social que no para de crecer desde que en octubre estalló un movimiento de protestas masivas sólo mitigado por la pandemia del coronavirus.

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