París, 26 jul (EFE).- Lo único que no podía controlarse, la lluvia, se presentó sin permiso en la ceremonia inaugural de los Juegos de París, empapó de forma inclemente a deportistas, artistas, público y autoridades y deslució el espectáculo preparado a lo largo del Sena.
Sin solución por parte de los organizadores para este imprevisto, los deportistas que llegan al estadio tras recorrer en barco 6 km del río Sena aguantan de pie, mojándose, a que terminen de alcanzar el Trocadero el resto de delegaciones, al menos una hora después.
Las embarcaciones que los transportan, que salieron a 9 km por hora, aceleraron visiblemente la velocidad para arribar cuanto antes a su destino.
Los voluntarios reparten en el Trocadero ponchos de plástico entre los deportistas para protegerlos en la medida de lo posible.
Los atletas tienen la opción de marcharse a la Villa Olímpica una vez acabada la travesía por el Sena y, a juzgar por lo menguado de las delegaciones que entran al estadio, muchos han podido elegir esa posibilidad.
Aunque en los momentos iniciales de la gran fiesta la lluvia cayó de forma leve e intermitente, tres cuartos de hora después las precipitaciones arreciaron y obligaron a todos los participantes a protegerse con plásticos, si los tenían. Algunos asistentes abandonaron sus localidades cumplida una hora de espectáculo.
En el Trocadero una de las pantallas gigantes desde la que se seguía el espectáculo sufrió un apagón y se mantuvo en negro durante 15 minutos.
Los gorros de su uniforme fueron durante buena parte de la tarde la única protección de muchos deportistas que avanzaban por el Sena subidos en todo tipo de embarcaciones, todas descubiertas.
Es la primera ceremonia de la historia celebrada en la calle, fuera del estadio. El grandioso espectáculo preparado en las orillas del Sena al paso de los barcos se desarrolló ajeno a la lluvia, aunque deslucido por la cantidad de agua que caía.
Tanto a lo largo del Sena como en el estadio efímero del Trocadero las gradas son completamente descubiertas, con la excepción de una zona reservada a los miembros del COI y a los jefes de Estado y de Gobierno.
Unas 600.000 personas asisten en directo a la ceremonia, 300.000 en gradas y otras tantas desde balcones y viviendas. EFE